CANCIÓN LXXXIV "Abismo solitario"

Ando por el abismo solitario
de la oscuridad vil e indeseada
con la luz y las fuerzas apagadas,
sin tiempo que no marca el calendario,
y no existe una cura para mí,
tus labios olvidaron ese sí
que puede devolverme la esperanza
de creer en domingos de películas
y soñar que se juntan mis partículas
y equilibren de nuevo la balanza
que has desequilibrado para siempre.
Y no sirve decirte que me muero,
que el cabrón de Cupido con su espada
ha tatuado en mi alma tu mirada
que me duele y te juro, no exagero
que me he puesto a escribirle a las sirenas
y a entregarles el alma si la pena
enfila los senderos del olvido
porque tú no te sales de mi mente
y la pena me convierte en decadente
si el amor de tu pecho no ha salido
y eso hace que el alma se me escombre
y a las olas del mar pongo tu nombre
y espero que la sal haga el trabajo.
El llanto del que todo lo ha intentado
se derrama esta noche tan vacía,
sin tu amor, sin tu luz de noche fría,
cuando veo el final no deseado
y no quiero aceptar que así es la vida,
que mi vida eres tú y estas heridas
sólo pueden curarlas tus abrazos,
así podrán juntarse los pedazos
en los que está partido el corazón.
Y qué hacer si tú no sientes lo mismo
y no me digas que otra llegará
que ese cuento lo he escuchado ya
y no fueron tan crueles los abismos.
Yo no quiero aceptar que no me quieres
y hasta sueño que me quieres de mentira
porque sólo hay sentido si me miras
y muero por cambiar tus pareceres,
darte la primavera con su brisa
y que a cambio me regales tu sonrisa.
Yo no quiero aceptar que no me quieres
porque sin ti, es mi alma quien se muere.